Amor – Odio

Me despierto, como siempre, a las seis y, como siempre, salgo tarde. Ducha, desayuno y parafernalia motera, en fin, ya estoy en ruta. Ayer preparé la ruta a conciencia, apunté las paradas oportunas y calculé el tiempo necesario para cumplirlas. Este maldito GPS me lleva por donde quiere. Vueltas incomprensibles para mantenerme dentro de la ruta 66. Desde luego que sin él no podría viajar pero, hay veces que lo tiraría por la ventana,  como voy en moto, no hay ventana, así que me tendré que aguantar.

Tengo que recuperar km, estos dos últimos días he avanzado poco. Paro en dos o tres sitios y voy disfrutando de la ruta hasta San Luis. Otro cristo con el GPS, me cagüen!!!. El arco Gateway es enorme, tiene 192 metros tanto de anchura como de altura. San Luis no es una ciudad para tirar cohetes, doy unas cuantas vueltas y sigo la ruta. Próxima parada Lebanon. Iré por la autovía y  llegaré a una hora razonable, aún me quedan 250 km. Después de 150 km, no aguanto más, vaya tostón!!! Me salgo de la autovía y si no llego me busco otra cosa, me hacía ilusión dormir en un icono de la ruta como es el Munger Moss Motel, pero…

Desde San Luis estamos en Misuri y las carreteras comarcales son una bendición. Que bonito es todo. Hasta tienen curvas!!!! El piso en buen estado, arbolado y la carretera ondula como lo hace el terreno. 150 km de verdadero placer. Con estas carreteras no apetece parar, voy sobre mi moto, el aire en la cara, estoy solo. No quiero que se acabe este momento, por Dios!!!

El estúpido de ayer ha sido compensado con creces, con la anciana propietaria del Munger Moss Motel. Tiene habitaciones libres, please? Para un jovencito como tú, tendré que tener. (Apoya su mano en mi hombro) Con la cara de cansado que traes. Que fácil es ser amable y que inútil es no serlo. Ha puesto la guinda a este día. Salgo a cenar después de una ducha, estoy asado. El lugar recomendado por la señora no me gusta y me voy sin sentarme. Cojo la moto y me acerco hasta el pueblo. Pescado rebozado, y brócoli. No puedo dejar de mirar a la pareja que tengo enfrente. Este pescado está rico. Sigo tomando notas en mi Moleskine. Tendrán unos cincuenta. Despiertan buen rollo. Que se quieren está claro, pero además, parecen felices, su mirada es limpia y sonríen de forma educada. Es muy agradable contemplar personas así, no tengo ni idea que se dicen pero no es eufórico, hay mucha calma entre ellos. Me gustaría hacerles una foto y enseñárosla. A que se lo digo?. A que no? van a pensar que estas loco!!! «Gelou, i can put tu meik uan pictur tuyú?» «is a pictur tu mai blog». Se llaman Russ y Rachael Daniel. Rachael me ha dicho si podíamos continuar juntos los tres en la misma mesa. Efectivamente no me había equivocado. Despiertan paz. Nos hemos enrollado hasta el cierre del restaurante. Recomendaciones de ruta, familia, viajes. Nos hemos despedido y se han ido. Por qué demonios nos perdemos esto tantas veces? Algo va mal en esta sociedad!!!  Cuando he ido a pagar, me habían pagado la cena.

Sin comentarios.

Me voy a dormir.

8 opiniones en “Amor – Odio”

  1. Ramón…
    Las decisiones instantáneas de ….”por que no lo hago?” Son las que recordarás toda la vida…
    Sigo el viaje tras de ti….
    Vssssss
    Javi Uriarte
    “Si en algún momento te sientes sólo….mira por el espejo que ahí voy yo en mi moto”

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    1. Muchas gracias Javi. No me siento solo, pero si lo estuviera, se que puedo mirar atrás. Un abrazo enorme. Que tal tu supermito? La has pulido?

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  2. ¡¡Qué bueno, camarada…sigues en racha!!… no sé si coger mi moto y marchar para allí a ver si te alcanzo… (ah, vale, no tengo moto…pero si la tuviera…). Por cierto, Gonzalo Monge -mi sobrino político- estvo todo el año pasado en San Luis.
    Abrazos desde Urduliz.

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  3. Creo que con ese acento inglés de Lamiako no pudieron resistirse a aparecer en tu blog. Y yo no puedo esperar a la crónica de mañana. A seguir dando gas y a la tecla!

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