Llegar

Hoy salgo de Sault St. Marie con un único objetivo, avanzar. Tengo muchas ganas de llegar a Óttawa y a Montreal y tengo una panzada de kilómetros por delante. 800 km no se deben recorrer en un día sobre una moto sin una causa que lo justifique de verdad, así que tengo previsto hacer la mitad y parar a dormir en algún sitio cerca de la ciudad de north Bay a orillas del lago Nipissing. El recorrido sigue siendo bonito con multitud de pequeños lagos y, no se si es que después de disfrutar del lago Superior ya nada me parece lo mismo o lo que es más probable, tengo otro objetivo en mente y no me fijo tanto. El caso es que está siendo un día de carretera, gasolinera y sandwich. No creáis que un día como el de hoy es un día de disfrute perdido, en absoluto. El aire en la cara, el ronroneo del motor y mis pensamientos, son suficientes para disfrutar de la ruta. Que raro eres tío!!! igual si, pero así lo he comprobado mil veces.

Ayer, a mi llegada al hotel, tuve un pequeño incidente con la encargada. Además de cargarme la habitación en la tarjeta, me hizo un cargo adicional de 100$ canadienses en concepto de depósito. Ante mi extrañeza, lo único que se le ocurre decir es que siempre lo hacen así y que mañana, osea, hoy ya, me lo devuelven. Como ella no quiere decirlo, se lo digo yo. Este cargo es por si robo o rompo algo de la habitación, no? ellas asienten, algo avergonzadas. Esta vez no me callo. Osea que ustedes no se fían de sus clientes, muy bonito!!! y quieren que yo me fíe de ustedes con la devolución del depósito. Pues tampoco me fío. Necesito que me firme usted aquí, en el tiket, que esto es por un depósito y que se me devolverá mañana si todo es correcto. Me miran con cara de haba. No me iré hasta que lo firmen. Lo hacen y me voy a la habitación. Estoy hasta los coj.. de la desconfianza y la prepotencia, y me extraña tanto en un país en el que ya me he acostumbrado a dejar todo a la vista mientras voy a pagar en cualquier gasolinera. No se, «Quid pro quo».

Llego a North Bay. Estoy muy fresco. Puedo seguir una hora más y mañana estoy más cerca de Óttawa. Lo hago. Estoy ahora en una zona llamada Laurentia Hills. Es una zona boscosa con su correspondiente lago. Veo un camping. Entro, tiene buena pinta. La señora de recepción me indica la parcela, me cobra los 30$ y se va. El sitio es maravilloso. Los baños mejor que en muchos hoteles. Barbacoas comunitarias. Barquitas para el lago. Hidroavión… y juegos para niños. Lugar perfecto para descansar. Monto la tienda en dos minutos y me acerco con la moto al sitio de comida más cercano, a unos 20 km. Por el camino, en el borde de la carretera, como si fuese un espectro, mi primer alce. Ahí está mirándome. Casi negro. Freno bruscamente. El enorme bicho se asusta y de un salto se adentra en el bosque. Me ha impresionado.
Con el calor del día, el asfalto se calienta y este calor permanece, en parte, durante la noche. Por desgracia los animales salvajes, en ocasiones, se acercan a la carretera en las horas nocturnas para captar algo de este calor. Ese es el momento en el que algunos encuentran su final, y en el caso de los alces, dado su elevado peso, también lo encuentra algún conductor.

Antes de meterme en la cama y aprovechando el grifo de mi parcela, me dedico a dar una limpieza a fondo a Serafina. Lo estaba necesitando. Seguro que mañana anda mejor. Me pasa siempre.

Metido en mi tienda, repaso el día. No hay mucho que contar pero me siento alegre. Tengo mucha suerte. Hago una o dos fotos al techo de la tienda, que tontería!!, mientras pienso en mañana y me duermo.
He dejado algún palo sin recoger y se me esta clavando en los riñones. Dita sea!!!

Hasta mañana

 

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