Los Grandes Lagos.

Hoy ha terminado mi primer día de ruta. Escribo tumbado en la tienda de campaña, es incómodo, pero no me importa. Estoy en una playa, junto a un camping fantasma de enormes caravanas, todas vacías.

Un momento que salgo…hay diez pasos hasta la orilla. Digo diez por que los tres últimos son a ojo, no quiero mojarme. Aquí no hay ni un alma. Mi tienda, Serafina y yo y estas olas que parece que quisieran entrar… tan cercanas.

Pensilvania es un estado de USA. Al sur linda con New Jersey, de donde vengo. Al oeste con Ohio, a donde voy. Al norte lo bañan los grandes lagos, donde estoy.

Pensilvania es una carretera. Es una carretera que va de sur a norte, no de norte a sur. A ambos lados de esa carretera hay árboles que te impiden ver más allá. No hay uno ni dos, hay muchísimos. Hay millones de árboles en Pensilvania junto a su carretera. Hay, concretamente 723.000 metros, todos seguidos de árboles, que Serafina y servidor nos hemos tragado hoy. 723 km que he disfrutado, olido, y sufrido. Esto es Pensilvania…, al menos para mí.

Al final de esa carretera, irremediablemente, te topas con el lago Erie. Este, si, el que suena aquí mismo, no es el mayor de ellos, pero da igual. Es tan grande que tiene horizonte y, parece un mar. He estado contemplándolo un rato antes de montar la tienda. Qué bonito es. Dentro de un rato la luz va a ser fantástica. No me la quiero perder. He perpetrado el montaje de la tienda. Da igual, así se queda. Ha pasado un señor, junto a mí. Paseaba. Al rato ha vuelto con un termo con café con leche y wisky… PARA MI. Se llama Greck, o algo así. El mundo está lleno de gente buena!!!!.

La luz, definitivamente ha llegado. No es una luz cualquiera, de esas de andar por casa. Es una luz con Mayúsculas, y yo estoy aquí.

¡Hasta mañana a todos, ayer fuisteis casi 1000 !!!!

Un abrazo