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Un rato en moto

Después de la digestión de cocodrilo, me levanto y me doy cuenta que hay que tirar millas, nunca mejor dicho, que este país es muy grande. Dicho y hecho, ya veis donde estoy, he atravesado Texas y una buena parte de Nuevo México. Es curioso el cuerpo humano, tenía la espalda tocada de verdad, tomando analgésicos sin parar, resonancias, radiografías. Que lejos me suena todo. Estoy como un toro, Diego, vas a tener razón, llegar y se acabaron los dolores. Voy a tener que ir a un psiquiatra. El calor aprieta.  Esto es un secarral, vaya diferencia, así que como tampoco el día ha acabado especialmente bien, lo único que os puedo enseñar es ruta. Ruta de la buena para que os deis cuenta, los que aún no tenéis moto, que es como estar en primera fila de un gran espectáculo. y con la canción «Get your kicks on Route 66» cantada por Chuck Berry, a ver si los señores de Youtube no me la capan.

También he estado en Cadillac Ranch, en Albuquerque comiendo y paseando,  en el MidPoint en Adrian y en Gallup, pero lo dejamos para mañana. Estoy en territorio navajo, y aquí si se ven algunos, ya os contaré en que estado lamentable,

Un abrazo

Error

Ya por fin en Texas, concretamente en Amarillo. Hoy ha sido un día casi solo moto y con menos calor que ayer. Todo de fábula hasta que se me ha ocurrido entrar en el Big Texan Steak Ranch y aceptar el reto de «te comes el chuletón y no pagas» pero te lo acabas y claro, uno que es casi de Bilbao… No solo no lo he terminado sino que esa es la causa de que hoy no pueda ni escribir. Mañana será otro día.

Territorio indio

La misma rutina de siempre por la mañana. Le voy cogiendo el hábito. Aún así he traído demasiadas cosas. Me despido de la amable propietaria del mítico Munger Moss Motel. Me da un abrazo y sale a despedirme. Cuando ya estoy marchando, levanta la mano y me dice «Please, be safe!» y me voy. Se llama Ramona… y no es de coña y es más yanki que la mantequilla de cacahuete.

El plan es terminar de cruzar Misuri y adentrarme todo lo que pueda en Oklahoma, territorio indio. La temperatura es estupenda a estas horas y el día claro. Perfecto para andar en moto. Salgo de Lebanon y me meto de lleno en la 66. El terreno es cada vez más llano, pero el verde es muy verde y contrasta con el azul del cielo. No hay gente, casi no hay casas, pero parece que hayan segado a ambos lados de la carretera. El aire se me cuela por todo el cuerpo. He abierto todas las cremalleras de ventilación.

En muchas de las matriculas de los coches de por aquí pone, «Oklahoma, territorio indio». Tendrán desfachatez?? si no han dejado ni a uno!!! Pobres Cheyenes.

No tengo claro esto de la ruta 66. El paisaje es precioso pero las atracciones no me dicen gran cosa. «La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma…»esto decía Steinbeck en «Las uvas de la ira». Pues esa es la ruta con la que no me identifico. Prefiero la de los colonos que atravesaron esta vastísima tierra en busca de un futuro mejor. Prefiero ser el vaquero cabalgando en su montura, en ocasiones cansado, pero siempre contento. Prefiero que esta Itaca no llegue pronto y «que pueda recoger cuantos más perfumes, mejor».

He tomado un desvío antes de llegar a Tusla, no era importante, pero le he dicho a una buena amiga que, si podía, pasaría por el High school donde estuvo un año, y aquí estoy, en Oologah, hasta he hablado con una profesora.

La temperatura ha ido subiendo. Ya no es agradable. Este traje no es adecuado a partir de los 30 grados y Serafina me dice que hay 35. No me cabe en las maletas. Tendré que hacer algo si esto sigue así.

A las seis me paro. Me paro en el primer camping o motel que vea. Ya me he bebido tres litros de líquido, y no voy al baño. Todo se ha ido en sudor. Tiene una habitación libre? Cuanto cuesta? Tiene wifi? tres síes. Me quedo. Hago la colada. Pongo un tenderete con cuerdas en la moto y cuelgo la ropa. Si no puedes con el enemigo, únete a él y a este sol le voy a sacar chispas. Ya no desmonto todo esto para ir a cenar. Hoy no ceno.

Mañana Texas. Yiiiiija!!!

Amor – Odio

Me despierto, como siempre, a las seis y, como siempre, salgo tarde. Ducha, desayuno y parafernalia motera, en fin, ya estoy en ruta. Ayer preparé la ruta a conciencia, apunté las paradas oportunas y calculé el tiempo necesario para cumplirlas. Este maldito GPS me lleva por donde quiere. Vueltas incomprensibles para mantenerme dentro de la ruta 66. Desde luego que sin él no podría viajar pero, hay veces que lo tiraría por la ventana,  como voy en moto, no hay ventana, así que me tendré que aguantar.

Tengo que recuperar km, estos dos últimos días he avanzado poco. Paro en dos o tres sitios y voy disfrutando de la ruta hasta San Luis. Otro cristo con el GPS, me cagüen!!!. El arco Gateway es enorme, tiene 192 metros tanto de anchura como de altura. San Luis no es una ciudad para tirar cohetes, doy unas cuantas vueltas y sigo la ruta. Próxima parada Lebanon. Iré por la autovía y  llegaré a una hora razonable, aún me quedan 250 km. Después de 150 km, no aguanto más, vaya tostón!!! Me salgo de la autovía y si no llego me busco otra cosa, me hacía ilusión dormir en un icono de la ruta como es el Munger Moss Motel, pero…

Desde San Luis estamos en Misuri y las carreteras comarcales son una bendición. Que bonito es todo. Hasta tienen curvas!!!! El piso en buen estado, arbolado y la carretera ondula como lo hace el terreno. 150 km de verdadero placer. Con estas carreteras no apetece parar, voy sobre mi moto, el aire en la cara, estoy solo. No quiero que se acabe este momento, por Dios!!!

El estúpido de ayer ha sido compensado con creces, con la anciana propietaria del Munger Moss Motel. Tiene habitaciones libres, please? Para un jovencito como tú, tendré que tener. (Apoya su mano en mi hombro) Con la cara de cansado que traes. Que fácil es ser amable y que inútil es no serlo. Ha puesto la guinda a este día. Salgo a cenar después de una ducha, estoy asado. El lugar recomendado por la señora no me gusta y me voy sin sentarme. Cojo la moto y me acerco hasta el pueblo. Pescado rebozado, y brócoli. No puedo dejar de mirar a la pareja que tengo enfrente. Este pescado está rico. Sigo tomando notas en mi Moleskine. Tendrán unos cincuenta. Despiertan buen rollo. Que se quieren está claro, pero además, parecen felices, su mirada es limpia y sonríen de forma educada. Es muy agradable contemplar personas así, no tengo ni idea que se dicen pero no es eufórico, hay mucha calma entre ellos. Me gustaría hacerles una foto y enseñárosla. A que se lo digo?. A que no? van a pensar que estas loco!!! «Gelou, i can put tu meik uan pictur tuyú?» «is a pictur tu mai blog». Se llaman Russ y Rachael Daniel. Rachael me ha dicho si podíamos continuar juntos los tres en la misma mesa. Efectivamente no me había equivocado. Despiertan paz. Nos hemos enrollado hasta el cierre del restaurante. Recomendaciones de ruta, familia, viajes. Nos hemos despedido y se han ido. Por qué demonios nos perdemos esto tantas veces? Algo va mal en esta sociedad!!!  Cuando he ido a pagar, me habían pagado la cena.

Sin comentarios.

Me voy a dormir.

The Beginning

El recorrido de la ruta 66, icono de las carreteras en todo el mundo, tiene, como no podía ser de otra forma, su liturgia.

Empezar desayunando en el mítico restaurante Lou Mitchell y arrancar desde el cartel de Begin, ambas en Chicago, no es más que el principio. Si a esto le sumas una paradita para subir a lo alto de la Sears Tower y mirar desde sus balcones de cristal, todo ello se lleva media mañana, así que, estoy durmiendo en McLean a solo 280 km de Chicago.

La ruta 66 fue la primera red de carreteras seria de todo EEUU y después de la gran depresión, fue la ruta elegida, durante años, para la emigración hacia California, lo que hizo resurgir económicamente a todos los pueblos de su recorrido. Por eso empieza en Chicago y termina en el muelle de Santa Mónica, California, distante uno de otro 3945 km de nada. Desde la desaparición de la ruta, todo se fue al garete y hoy solo quedan recuerdos de lo que fue… y muchas historias.

Ya desde la salida tengo bastantes problemas con la ruta. Esta carretera realmente ya no existe y hay que irsela imaginando, casi. Recorro los sitios míticos. Me paso en algunos. Vuelta atrás. Vuelta a empezar. Con lo tarde que he salido, por Dios!!! Muchos grupos de moteros. Uniformados. Con guía. Con Harley. Todos saludan. Todos iguales. El paisaje muy bonito y yo cada día me encuentro mejor sobre la moto.

Llego al motel. Tenía que haber buscado un camping para compensar lo de ayer. Hoy no hay gente buena. Hoy hay un estúpido en la recepción que se enfada por que le digo que el Wifi no llega a mi habitación. Le pido un poco de respeto y se enfada aún más y grita. Le digo que no entiendo bien el ingles pero que mi oído está en perfecto estado de revista. Se enfada aún más. En condiciones normales, le habría montado un cristo…será que la ruta me está ablandando? A mi este tío no me amarga el día. Adiós.

Hasta mañana. Voy a preparar la ruta.

La ciudad de los Vientos

El desayuno en este motel de Elkhart es de seis a nueve. A las seis ya estoy despierto. La ropa que lavé, aún está mojada, que fastidio!!. Unos estiramientos, desayuno y me voy hacia Chicago… en absoluto!!!. Tengo que hacer algo con este desorden. He ido cambiando las cosas de bolsa en bolsa y ya no encuentro nada y claro, luego no me caben en las maletas. Una hora liándola más, por que eso es lo que acabo de hacer, empeorarlo, en fin… Hoy llego pronto a Chicago. Estoy cerca, no llega a 200 km. Quiero disfrutar de la ciudad.

La ruta merece la pena, la mayor parte por carreteras secundarias. Mucho viento racheado. Antes de dejar Indiana, me paro y me hago una foto junto a una iglesia preciosa. Ya estoy en Illinois.

El tráfico es una locura a la entrada de Chicago y rapidísimo. Tienes que seguir su ritmo, si no te comen. Mirar el gps en estas condiciones ni hablar. Menos mal que me lo chiva esta chica tan maja al oído. Pronuncia el inglés peor que yo y eso es para nota. Hoy me doy un lujo, de todas formas, encontrar un hotel barato y céntrico en esta ciudad es imposible y no quiero perder ni un minuto.

Me instalo y salgo corriendo a la ciudad. El tiempo es estupendo. Serafina en un parking, en la calle ni loco!!. Me han cobrado más por el parking que ayer a mi por el motel, no os lo digo, me da vergüenza.

No se por donde empezar. Con un taco? sería lo adecuado, al final la señora Mila me reprende en público. Con un superlativo? no se…no lo veo. Con.. que coj… Esta ciudad es LA HOSTIA!!!! Una borrachera visual!!! Una sobredosis de color!!! Una foto aquí, otra también aquí, otra más… así no avanzo. Me gasto el «carrete». Me voy a inflar!!.

La ciudad está a orillas del lago Míchigan, otro de los grandes lagos y se la conoce como «la ciudad de los vientos». Ocho horas sin parar de un lado a otro. Estoy agotado pero contento.

Esta ciudad es famosa por su enorme lago, por ser la tercera más grande de Estados Unidos, por el «L», así llaman a su metro elevado, por el Navi Pier con su noria. Por Al Capone y por los Chicago Bulls, pero hay otra cosa famosa y que no todo el mundo conoce, además es la razón de mi presencia aquí. A unos cientos de metros de donde me encuentro ahora mismo, está, ya viejo, el cartel de inicio de «la carretera madre» de John Steinbeck, The Main Street of America , el km cero de LA RUTA 66. No adelantemos acontecimientos, que esto es para mañana.

Acabo de terminar la cena y me acerco a la caja. Cuanto es?. Que bien, es hispano. Son 28 dólares. Le doy mi visa. Solo aceptamos American Expres o cash!! Pues ni American Expres ni cash, oiga. Pues vaya a sacar a un cajero!!! . Detrás de mi hay un tipo de unos 50 años. Está esperando su turno pacientemente, es americano pero parece que le interesa nuestra charla. Se adelanta y, dirigiéndose al camarero: Cóbreme lo mío y lo de este señor. Que verguenza!!! si le he dicho que no tengo cash por que no quiero gastarlo todo en una semana. Al final hago como que encuentro un billete, no cuela y pago mi cuenta. Le agradezco el detalle, me saluda amablemente y me voy, no vaya a ser que quiera algo más, tanta gente amable me está mosqueando ya, corcho!!. Voy a tener que hacer una sección de » Buena gente» en este blog.

Mañana empieza la RUTA 66.

Lluvia en Ohio

Ha llovido toda la noche. Me recordaba a mi juventud campista. El sonido de la lluvia sobre la tienda me hace sentirme seguro. ¡Qué bien aquí dentro! A las seis tocan diana. Tengo que darme prisa o empezará de nuevo y no me podré ir.
Ducha, un trago del café con wisky de Greck y a rodar. Hoy es el cumple de Marta. A 30 km de Erie empieza el diluvio. Qué manera de llover. ¿Qué te esperabas? Al pasar por Cleveland, arrecia. Yo aquí no me paro ni aunque salga el alcalde a recibirme. Hoy no llego a Chicago, tengo que bajar el pistón.
Como en este país no hay motos, creo que soy el único jj, los sensores de tiket de las autopistas no te detectan. Oh my god!! He parado el tráfico 10 minutos en una entrada. Pero ¿qué quiere que haga yo, my friend? No ve que le he dado al botón cincuenta veces? Listo, mas que listo!!!
Ohio no tiene tantos árboles como Pennsylvania, ni veo ciervos muertos en la cuneta, ayer vi cinco. Ohio tiene tierras de cultivo, muchas, y huele a tierra mojada. Tambien tiene una buena población de Amish. La gente vive en casitas individuales de madera con césped muy cuidado y varios coches en el jardín, ah y con una bandera en la puerta. Será para decirle al vecino que son Estadounidenses? Igual no lo sabe?

Me paro a 200 km de Chicago y así mañana llego pronto y disfruto de la ciudad. Un motel en Elkhart, Serafina al lado. Hago la colada y ceno en el restaurante de la esquina. Han sido 510 km.
La cena estupenda. Ensalada, un taco de pollo con verduras y fruta…y un doble expresso.
A dormir

Todo listo

Hoy ha sido un día de trabajo. Cuatro horas para desembalar a «Serafina». Todo OK. Espero que la caja siga aquí cuando vuelva. Esta tarde he tenido la brillante idea de meterme en el centro de Manhattan. He hecho 100 km. Una verdadera locura conducir por esa ciudad, pero locura, locura. He esperado hasta que se ha puesto el sol y he tirado unas fotos al puente de Brooklin. Mcdonald´s y a dormir. Mañana día duro. A ver hasta donde llego. Por cierto, con 10 dolares, lleno el depósito. Que Chollo!!!