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Autorretrato en Chicago

Jugando con los reflejos en el Navy Pier de Chicago, recuerdo tan cercano y tan lejano a la vez. Me llamaron la atención por hacer esta foto. En muchos lugares protegen su imagen evitando el uso de trípodes. Nunca había visto proceder así en medio de la calle. Les dije que mi intención solo era sacarme una foto, que viajaba solo y le pedí amablemente que si no me dejaba usar el trípode, me la tomara ella. No le gustó la idea.

En Casa

Dos horas en metro hasta el barrio de Queens desde Manhattan y otro rato más en tren hasta el aeropuerto JFK. Una larga espera hasta el despegue y seis horas más hasta Londres. Dos horas de escala y casi otras dos de Londres a Bilbao. En Loiu estaba la tropa esperando. Que gozada!!! Ahora a disfrutar de los míos y a esperar a Serafina que aún tardará, al menos tres semanitas.

Muchas gracias a todos por seguirme en este maravilloso viaje, por escribir comentarios, whatsapp, correos, Facebook o por entrar en mi web. Gracias a todas las personas, que son muchas, que me han ayudado, gracias a mis compis del laboratorio por hacer que no se note mi ausencia, a las que han compartido experiencias en el camino, gracias a los nuevos amigos y sobre todo, gracias a mi familia por apoyarme y ponérmelo tan fácil.  Me habéis hecho compañía cada día y he sentido, en muchos momentos, vuestra presencia. Ahora me toca ordenar archivos digitales y mentales, sacar conclusiones y aprendizajes y disfrutar del regusto que, como al acabar un buen café, me va a quedar durante mucho tiempo.

Y gracias a todos los Serafines, sean padres o no, por enseñar a los niños que el esfuerzo por lograr las metas, tiene recompensa aunque no se alcancen.

Os deseo a todos, BUENA RUTA.

 

New York

El estado de New York es triangular con base en el norte, en la frontera con Canadá y vértice en el sur, precisamente en la ciudad que da nombre al estado, o al revés, ni idea, la ciudad de New York, que es donde me encuentro, sin tomar aún el café matutino, razón por la cual tengo este lío mental que no interesa a nadie.

Estoy en el noveno piso de un micro-apartamento en la calle 49 y las torres de aire acondicionado de los edificios colindantes me han cantado una nana que ha durado toda la noche, yo también os quiero!!! Así todo, es un privilegio estar en el centro de Manhattan. Desayuno, ducha y plan del día. Como no es la primera vez que estoy en esta vieja e interesante ciudad , esta vez no voy a ir al bus «drop on drop of», ni voy a subir al «Top of the rock» ni al Empire state, voy a patear la ciudad, iré a «pinrel»desde la 49 hasta el «World trade center»y así veo como van las obras de la zona cero.

Según camino por la quinta avenida hacia el sur, y voy cruzando calles, la 48, la 47, la 46 y así poco a poco, a paso de tortuga, me doy cuenta de que, mas que los edificios, esta ciudad es digna de ser visitada por el caleidoscopio humano que aquí se encuentra. Sentarse en un banco, de cualquier rincón y observar a la gente pasar es, en si mismo, todo un espectáculo, mayor, en mi opinión, que pasear por Central Park o entrar en el Moma. Una consecuencia de este «Pot pourri» humano es que los habitantes de esta mega urbe, están tan acostumbrados a la diversidad que, literalmente, pasan absolutamente de todo. Uno puede salir desnudo, como la chica de ayer, con la seguridad de que, excepto turistas, nadie la va a mirar. Sin irnos a ese extremo, tu forma de vestir, de peinarte, de hablar, de caminar, no se, lo que se nos ocurra, no llamará la atención, luego, llego a la conclusión de que cada uno hace lo que le viene en gana, no para atraer la mirada de nadie, si no por que es lo que realmente le gusta. Esta característical, le da a esta ciudad un plus de autenticidad y de libertad que es difícil encontrar en otros entornos. Creo que no existe nada en el mundo que no se pueda encontrar aquí.

Me paro a escuchar un poco de Jazz a unos músicos a la altura de la 35. Que bien tocan!! Paso junto a todas las tiendas más lujosas el mundo, todas están en la quinta avenida. Esto es la Meca del lujo. El Rokefeller center cerrado, me da igual, no quería subir. Al final, después de unas cuantas paradas, llego a la zona del World Trade Center, aquí ocurrió todo, ese desdichado 11 de septiembre de 2001 y aún están de obras. El nuevo edificio central es majestuoso pero no deja de ser un rascacielos más en la ciudad de los rascacielos, lo que de verdad te eriza el vello es el Memorial 11 S. Es un cubo escavado en la tierra, enorme, en el fondo de ese cubo hay otro mas pequeño que profundiza aún mas, de echo, no se ve el fondo de este segundo. El agua fluye por los laterales hasta el fondo del primer cubo y por rebosamiento cae hacia el interior del segundo. En la parte superior, a modo de barandilla, para que nadie se caiga, están grabados en una encimera de bronce, los nombres y apellidos de los 3016 muertos de aquella locura. Es un lugar que llama a la reflexión.

Junto a ese lugar se encuentra la estación de metro más cara del mundo y su estética clama a los cuatro vientos el nombre de su autor. Con un costo de 4.000 millones de dólares, el señor Calatrava se la ha clavado a los neoyorquinos en» el Óculus» ( nombre de esta excentricidad). Entro en ella, no hay mucha gente, parece un lugar poco transitado, tendrán miedo a que vuelvan las goteras? No podría decir que me ha parecido fea, más bien da la sensación de ser un exceso, sin más. Como el arco de la Defense parisino. Paseo por la zona y vuelvo hacia el Empire State building, parece nuevo, cualquiera diría que tiene casi 90 años.

Tenía muchas ganas de ver el edificio Flatrion, «la plancha», nunca lo había visto y es muy original, no solo por su forma de cuña, si no también por la decoración exterior. Junto a él, hay una especie de mercado de comida. Me paro y compro una especie de taco. Mientras lo como, un chico se acerca, me mira, le miro, interrumpo mi comida y me pregunta, está rico? no parece un mendigo, así que deduzco que solo es curiosidad, respondo afirmativamente, me pregunta el puesto donde lo he comprado y se dirige hacia el. Menos mal que no me ha pedido un mordisco!!!

Hoy ya es el último día, me voy a ir acercando hacia el apartamento, haré el Check in y prepararé mis cosas. Definitivamente, esto se ha acabado. Mañana va a ser un día largo, pero no dejará de ser un trámite para llegar a Leioa el domingo a comer. Tengo, ahora si, ganas de verdad de estar en casa.

Nueva York – Pensilvania – Ohio – Indiana – Illinois – Misuri – Kansas – Oklahoma – Texas – Nuevo México – Arizona – California – Oregón – Washington – British Columbia – Alberta – Saskatchewan – Manitoba – Minesota – Ontario – Quebec y nuevamente Nueva York. Este ha sido mi recorrido. Como hice cuando salí de Canadá tengo que descubrirme con este país que , si bien tiene connotaciones políticas, en mi opinión reprobables y que arrastra a muchos de sus ciudadanos, yo, personalmente no me he encontrado mas que amabilidad en prácticamente toda la ruta y con una naturaleza de verdadero infarto.

Nos vemos en Bilbao

Adiós Serafina !!!

Estoy un poco nervioso. Son las seis y media y hoy embalamos a Serafina. El almacén está a unos cinco km de aquí, por eso elegí este hotel en Carteret, a pesar de los problemas que tuve para llegar el primer día. Estoy un poco nervioso por que son muchas cosas las que tengo que hacer, además parece que hay algún problema con la documentación. Pensándolo bien, ya soy un experto…

Primer contratiempo, la moto a tope y además la maleta y la bolsa que dejé aquí, no cabe ni de coña, todo junto imposible!!! La señora de recepción no parece dispuesta a que deje la maleta y la bolsa para recogerla después, normal, esta pensará que se la voy a dejar otro mes más, je je je.y yo no estoy dispuesto a discutir, así que aunque vaya como un saltimbanqui, me lo llevo todo. Manoplas delante, bolsa sobre depósito, colgado del cuello y sobre el pecho la bolsa de mano, la maleta en la espalda de mochila, sobre el asiento trasero la bolsa fosforito de camping y atada sobre ella la chamarra de calle y el pantalón de moto, no puedo cambiarme en el almacén, a derecha e izda ambas maletas de la moto y detrás del todo el top case. Todo un circo!!! y se ha puesto a llover. Tengo que ir inclinado hacia delante, la maleta no me deja estar recto. Dos policías me siguen con la mirada, perplejos, les sonrío con una risa más falsa que Judas. Al final llego.

Vanguard Logistics es el equivalente a Euroship en Bilbao, realizarán todos los trámites aduaneros y de grupaje para que Serafina llegue sana a su destino. Yolanda Irigoyen de Euroship, es mi ángel de la guarda en Bilbao y sigue haciendo gestiones. Aquí, en Vanguard, mi ángel es Ana Hughes.

Para el desembalaje, me ayudó uno de los trabajadores de la empresa, hoy, ese mismo trabajador, me ha dado el destornillador eléctrico y se ha ido, bueno, no tiene ninguna obligación de hacerlo. Me quedaría corto con la propina? Seguro que hoy tendrá mucho trabajo. Manos a la obra que el tiempo pasa!!

Todos los trabajadores entran con un café en la mano, algunos con un sandwich. Pero, tenéis café? No, ha llegado la furgoneta, si quieres algo, date prisa que se va!!! corro a la calle y me encuentro a un señor con una camioneta hasta los topes de comida y bebida. Un restaurante ambulante que pasa por las empresas de la zona a precios razonables. Le pido un café, resulta que es portugués. El café no, listillos!! Charlamos un rato sobre su familia, que echa de menos Portugal, que irá pronto, que su familia vive cerca de Galicia, vamos, un tío simpático y sin prisa, esta vez, yo si la tengo. Un apretón de manos y nos deseamos suerte en la vida.

Desmontar la parte frontal de la moto lleva su tiempo. Desatornillar los paneles de la caja de transporte que habían quedado montados. Hacer una rampa de subida, arrancar a Serafina y Arriba!!! si lo ha hecho ella sola!!! ahora hay que equilibrarla y empezar con las cinchas. Proteger todo y meter todas las cosas. Quitar la batería. Atornillar los laterales. Total, cinco horas!!! Miro la caja cerrada y me da un poco cosa dejar aquí mi moto después de un mes con ella. Que no, que no estoy majara, que ya se lo que es, una moto…para vosotros, para mi es Serafina.

Ana, me dice que la aduana de EEUU necesita el original del permiso de circulación. Después de darle vueltas, decido dejarle el original. Me lo mandará. Bueno, hasta que no llegue a casa, no lo necesito.

Ahora, como llego yo a New York? 60 km!! Mucha pasta para un taxi. Ana me dice que lo mejor es ir hasta, no se donde y coger el tren a Penn Station NY. Y como llego yo a no se donde?( pienso) al de un rato, vuelve Ana y me dice que no le importa, que me lleva ella y luego vuelve. Otra para la cole. Hablamos del trabajo, de las horas que mete. En ocasiones hasta el fin de semana. Tiene dos hijos a los que adora y cree que está poco tiempo con ellos. También parece una buena madre. Me cuenta su proyecto de vacaciones a Europa. Le prometo enviarla direcciones de lugares interesantes en el sur de España. Me deja en la estación, nos despedimos y se va. Gracias Ana!!!

Odio las estaciones de tren. Su ambiente, el ruido, la confusión, los andenes, las despedidas. El metro es intuitivo, todo está perfectamente indicado. La frecuencia es constante, no importa perder uno. Me gustan los metros pero las estaciones de tren me ponen muy nervioso, y lo peor, como me ha dicho Ana, siempre es lo mismo, no te preocupes, es muy fácil. Sacas billete a Penn station NY. Ok? Ok. A que acabo en Washington? Nadie para preguntar, todo electrónico. Toque la pantalla para comenzar!!! Comenzar a que? Vaya follón. Dos señoras orientales están con la pantalla contigua y pronuncian la palabra Penn station NY, esta es la mía!!!

Karen es una señora de 57 años. Por qué me parecen tan mayores las personas de cincuenta y tantos?  trabaja en un instituto en NY y  había venido a Carteret a ver a una amiga de la que se acaba de despedir. Tiene dos hijos mayores y le encantan las motos pero le dan miedo. Es de Indonesia y su madre vive allí. Me habla de su país sin mucho sentimiento pero me dice que me gustaría, me habla de Jakarta y de Bali, así, sin parar de hablar hasta una hora después que llegamos a New York. Me acompaña por el intrincado laberinto de tren, metro y galerías comerciales hasta emerger a la séptima avenida, buff!!, necesitaba aire. Nos damos dos besos, aquí solo se dan uno y me apunta su teléfono en mi agenda por si tengo problemas. Que cielo!!! Manhattan!! esta vez desde dentro. Que puta locura!!! Esto es una riada de gente. Camino por la séptima desde la 33 hasta la 49 que es donde me alojaré. Paso por Times Square ( se llama así por el periódico The Times, lo sabíais?) los edificios son todo carteles luminosos. Quien vivirá o trabajará detrás de ellos? No os lo habéis preguntado? Una chica desnuda, se hace fotos con gente, algo tiene escrito en su cuerpo, no se , no me he fijado en las letras… Un mendigo tumbado. Otro toca una flauta. Otro con cresta de colores y corbata. Un negro con los labios blancos como la nieve. Policías en Smart. El asfalto descuidado. Todo el mundo tiene prisa y yo NO.

No podía quedarme en Carteret y tener el sábado el problema del transporte a última hora así que, como Carteret no tiene «rien de rien» he cogido el hotel calidad precio mas valorado en tripadvisor, pero céntrico. Son como pequeñísimos apartamentos en la calle 49. Me instalo. No he comido nada en todo el día, solo el café del portugués y son las seis. Vamos a ahorrar un poco y ya que tengo una cocinita me voy a una tienda y compro comida. Food Emporium, se llamaba. Un platillo de fruta, dos patas de pollo, unas magdalenas,unos espagheti, unas tortitas de pan, cocacola y dos cervezas. Cuanto? Échale, así, a ojo… Más, ni te acercas, más aún.. 66 dolares americanos!!!! SESENTA Y SEIS!!!! y no se ha confundido!!! 15 $ el plato de fruta. No me extraña que vivan a base de hamburguesas. Casi me da un infarto. Así que el motero de San Francisco me dijo que el ganaba unos diez mil dolares al mes. Chaval!!! tu eres un pobre de pedir, con eso, patatas fritas y los fines de semana hamburguesas y ni sueñes con una pera los domingos!!! A la vuelta del super, un poco enfurruñado, paso junto a un hotel. Y? Como se llama? SERAFINA , me sale una sonrisa, se me olvida la clavada, hago una foto y al apartamento.

La verdad es que he cenado muy a gusto, lo he calentado en el micro y me he tomado la Carlsberg. Creo que por hoy ya han sido suficientes emociones. Me voy a dormir. Mañana New York todo para mi.

Hasta mañana

 

 

Círculo cerrado

Hoy amanece un estupendo día en Montreal. Cielo azul y temperatura veraniega, ideal para cualquier cosa, hasta para andar en moto. Eso es exactamente lo que voy a hacer, y solo eso. Voy a llegar a New Jersey, al mismo hotel donde empecé y así cerrar el círculo ( gracias Diego). Total, que son 600 km más?. He decidido que, como el objetivo es llegar, no saldré de la autovía.

Me despido de Canadá. Este enorme país, mas grande que su único vecino y que tanta influencia a recibido de él, no ha caído en la masificación ni en el consumismo. En este país han sabido encontrar un equilibrio entre la naturaleza y el progreso. Los canadienses, sin ser sumisos, son amables. No son altivos pero están orgullosos de su entorno. No son pobres pero no hacen ostentación de nada. No les gusta llamar la atención pero uno no puede evitar mirarles con cierta envidia. Dejo en este país, algunos amigos que no conocía y que seguro volveré a ver, gente segura de quien es y de donde quieren estar. Gente con los brazos abiertos y que te hacen copiar el gesto.

Hoy es 30 de mayo y el viaje en moto concluye esta tarde cuando llegue a New Jersey, el 30 de abril arranqué este viaje con mucha ilusión y con alguna duda, algo que, por otra parte, es propio de un viaje de estas características. No saber si el cuerpo aguantará ( me faltan unos meses para los 60 años), asumir riesgos en carretera por la gran cantidad de kilómetros que iba a recorrer, no tener ni idea de donde iba a dormir cada día, las posibles condiciones meteorológicas adversas, unos conocimientos rudimentarios de inglés y la soledad del viaje. Estos son los inconvenientes a los que me enfrentaba. Pero tenía un «as en la manga» en ningún momento desde el día que tomé la determinación de recorrer Estados Unidos y Canadá en moto, tuve el más mínimo atisbo de miedo. El miedo te agarrota, te impide pensar con claridad y te obliga a permanecer donde y como estás. El éxito de los proyectos se esconde detrás del miedo. Un solo paso al frente, en ocasiones, es suficiente para disiparlo.

Ahora, recorriendo este inmenso e interminable bosque que parece que nunca va a acabar, tengo que ir haciendo balance. Es un poco pronto para sacar conclusiones y van a ser muchas, pero volvería a empezarlo mañana mismo, con un poco menos de carga, pero no cambiaría nada más.

De 31 días, he sentido la lluvia en serio, solo dos. Mis problemas de espalda desaparecieron al tercer día. El limitado tiempo me obligó a reducir muchísimo las rutas of road, que pena, pero aumentó la seguridad. Prácticamente ni un susto en carretera en 15.000 km y la soledad, para alguien como yo que se pasa el día, los meses, los años, en fin, la vida, hablando y rodeado de gente, el reencuentro con esa vieja amiga que tenía casi olvidada ha sido todo un placer. Esa soledad me ha permitido reflexionar sobre mi mismo y mi entorno, me ha dado calma, perspectiva, a mi edad, podría decir que me ha hecho madurar aún más. Esa soledad, a tantos miles de kilómetros de casa, me ha mostrado en «Technicolor»,el tesoro que tengo en Leioa.

La soledad me ha permitido conocer a los desconocidos, y han sido tantos, tantos detalles humanos que he llegado a la conclusión de que la gente es buena en cualquier lugar y que enfrentarse a los desconocidos con una sonrisa, elimina también los miedos de ellos y favorece la comunicación. Que buenos momentos, fugaces pero intensos.

Hace varias horas que crucé la frontera, estoy en EEUU otra vez, sigue el mismo bosque y llegaré a New Jersey según lo previsto. La rueda trasera va a aguantar. No estoy cansado pero tengo una sensación agridulce, tengo ganas de llegar a casa pero no quiero que esto se acabe nunca.

Estoy ya muy cerca. Newark es industrial y gris, además hay una niebla que lo impregna todo, parece que América quiere que no me vaya con pena. Por mucho que te empeñes, guapa!! no lo vas a conseguir!!!

Llego al hotel, el mismo de los dos primeros días. Aquí guardan mi maleta desde hace un mes. Una ducha, ceno un poco y a dormir. Mañana me despido de Serafina.

Hasta mañana.

Montreal

Hoy no tengo prisa. Me puedo levantar a la hora que me de la gana y me despierto a la de siempre. Me hago un poco el remolón, pero al final, arriba.

Esto huele a despedida. Al menos hoy es mi último día en Canadá. Bueno y la ruta de mañana hasta salir de este gran país. Ya estoy en contacto con la transitaria Euroship para ir preparando los papeles de Serafina. Gracias Yolanda y Ana, se que todo va a ir sobre ruedas. Bueno, que todavía esto no se ha acabado.

Montreal toma su nombre de una colina, la única que tiene esta ciudad, que se llama Mont Royal, dicen que tiene unas bonitas vistas pero que subirla es una hora y media. Ya estoy tardando en arrancar. Por el camino me voy parando en lugares curiosos, como esta escultura de Raymond Mason que me impresiona, representa a mucha gente contemplando algo especial, su gesto se va deteriorando según nos acercamos a la parte posterior del grupo. Realmente inquietante. Me quedo un rato largo sentado junto a la escultura y continúo mi camino. Ha sido un pedazo de subida con una traca final de 340 escaleras. Montón de gente haciendo deporte por el camino, sobre todo chicas. En la parte superior hay un gran mirador, como una plaza, y un edificio antiguo multiuso de 1932. En el centro de la plaza hay un piano para quien quiera tocarlo, y hamacas de madera para relajarse. Lo hago. Me compraría una botella de agua en ese puestito pero no tengo cash. Las vistas son realmente espectaculares. Se ve toda la ciudad. Veo, hasta un edificio con un enorme grafiti de Leonard Cohen, que nació aquí mismo, está clavado!!!. Tulipanes de colores y música de algún atrevido. Perfecto. Vuelta para abajo.

Me decido a ir al barrio de Plateau Mont Royal, es un barrio bohemio con edificios de dos o tres plantas, plagado de comercios y con una característica especial, para acceder a la primera y segunda planta hay una escalera metálica que va desde la calle hasta el primero, dejando libre la planta baja de accesos a los pisos superiores. Esto no es apto para gente mayor, aunque se ven bastantes. Este es un barrio de jóvenes y mayores. Paseo tranquilamente por sus calles y como en un pequeño restaurante una ensalada enorme.

La caminata hasta Plateau no ha sido menor que subir a Mont Royal, y ahora toca volver. Por el camino, atravieso parques tranquilos con gente tomando el sol y jóvenes charlando. Se me estaba olvidando que ayer no pude ver Notre Damme por dentro, así que hacia allí me dirijo. Entrada seis dólares, no tarjeta. Mismo mecanismo que ayer en el barco. Admite dólares americanos. Entro. Ayer os dije que era bonita pero que no tenía ni para descalzar a Notre Damme de París, bien, el interior de esta iglesia es toda una obra de arte. No he visto en toda mi vida una iglesia tan maravillosa, es sublime. Multicolor. Un retablo para sentarse en un banco y degustarlo con calma, que es exactamente lo que hago. Con apenas doscientos años de antigüedad, es 500 años más joven que Notre Damme de París, menos historia pero un interior para disfrutar.

Salgo de Notre Damme, me tomaría una cerveza fresca en este patio tan bonito. Carlsberg 11, 5 dólares, si lo se no la pido. Voleurs!!!

Sigo caminando por la ciudad, por el río, escucho músicos callejeros, hago un rato de jubilado observando la demolición de un edificio altísimo con máquinas que van mordiendo, poco a poco los cimientos. Que barbaridad!!!

Me doy cuenta que, sin darme cuenta, el día va pasando y mi mente está ya en estado de marcha. Me voy a preparar mis cosas que mañana va a ser un día largo y tengo que descansar. Pido algo de cena para llevar y me voy al hotel. Otra caminata. Esta ciudad con Chicago y Nueva York, las mejores ciudades del viaje, aunque nada puede superar a los cientos de horas contemplando la maravillosa naturaleza de este continente sobre mi querida moto.

Hasta mañana

Montreal, un trozo de Europa

Me levanto en Ótawa, en casa de mi amiga Teresa. Ayer no la conocía, hoy la considero mi amiga, lo que son las cosas.  Desayuno, preparativos, despedida y carretera. Montreal está a dos horas, esto va a ser rápido, iré por autovía. Cada vez hay más carteles en francés, aunque aún estoy en Ontario. En las gasolineras hay mucha más gente que me pregunta sobre mi lugar de procedencia y sobre mi viaje. Son todos muy amables. La barrera del idioma es un obstáculo grande, no te impide comunicarte a poco que sepas, pero expresar los matices o tus sensaciones y sentimientos es «harina de otro costal» y eso es importante. Ayer Teresa, pensaría que soy un poco «cortito»y Ann y Mike también. Que se le va a hacer, yo soy de francés.

Me está aburriendo esta autopista soberanamente. Además, voy a llegar demasiado pronto. He reservado en un hotel  del centro y el check-in seguro que no será antes de las dos. Programo mi Garmín para que evite las autovías y autopistas. Esto es otra cosa. Ya he entrado en Quebec. Pueblecitos pequeños, con sus tiendas al por menor, floristas que solo venden flores, panaderos que solo venden pan, pequeños Bistrós. Que bonito y que familiar. La carretera se acaba en un lago que irremediablemente tengo que cruzar en un transbordador que está listo para zarpar. Me hacen señas para que suba a bordo con la moto. Veo el precio en un cartel, solo 3$ canadienses. Puedo pagar con tarjeta? No tengo cash!! De hecho nunca lo he tenido. No señor, solo cash. No me gusta mucho que me llamen señor. Se preparan para zarpar. Tendré que darme la vuelta por tres puñeteros dolares? Puedo pagarles con dólares americanos? Ellos no saben que yo he visto el cartel del precio. Afirman con la cabeza. Uno de los dos me dice «ileven». El otro le mira, como diciendo. Macho, te has pasao!!! y me dice: faif is inof!!! Hago un trágala, saco cinco dólares y subimos al barco. Es la primera vez que me encuentro un pícaro en este viaje.

La llegada a Montreal es un auténtico caos de carreteras. No me es posible identificar en el GPS entre tanta linea rosa, si la mía es la de la derecha o la otra de la derecha. Elijo «al tun tun» y hierro como cabe esperar, una y otra vez. Recalculando!!! me dice. Bueno ya no dice nada por que se me ha agotado la batería del casco. Recalcula sin decirlo y solo veo las indicaciones. Anoche se me olvidó ponerlo a cargar. Tanto vino…

Llego al hotel. Tiene buena pinta todo, no dan de desayunar, pero está estupendo comparado con los tugurios donde he dormido algunos días. Me dicen que hasta las tres no puedo hacer el check-in. Dejo todo allí, llevo a Serafina a un parking, se lo tiene merecido, y me voy con la ropa de moto a comer algo en algún sitio cercano. Está lleno de restaurantes. Este parece muy concurrido. No hay sitio. El de al lado es indio y no hay ni un alma. Por algo será, pero, me da buen rollo y entro. Tenemos menú del día. Señores!!! Menú del día!!! como en casa!!! De carne o de pescado. Pues de pescado, por Dios!!! y la cerveza, por favor, puede ser antes? y grande?.Una sopa de lentejas con curry deliciosa. Y tres platos, todos a la vez, uno con una torta, otro con arroz, verduras y langostinos en salsa y otro plato con pescado rebozado y aderezo. Voy a explotar!!!! y todo está rico, y 15 euros, aunque, de vez en cuando a los indios se les podía acabar el curry, como a mi en casa cuando voy a coger un ajo y no hay. No?

Después de hacer el check-in y de quitarme este traje, salgo a dar una vuelta.

Montreal tiene casi dos millones de habitantes y está situada entre dos ríos, el rio San Lorenzo y la Riviere des prairies, por lo que, en realidad es una isla. En invierno hace un frío del carajo por lo que han hecho una  ciudad subterranea, que no es mas que una extensisima red de túneles que conecta un lugar con otro y que al estar plagado de comercios, parece un centro comercial, sin más. La multiculturalidad se ve en cada esquina, en cada calle, y todo en Francés. Esta ciudad me va a gustar!!! Puedo hablar con cualquiera, decirle lo que me de la gana, sin pasarme claro, jeje. Llevo un mes hablando como un indio. Me siento en casa. Cuando caminas por esta ciudad, no tienes en absoluto la sensación de estar en América. Esto parece un trocito de Europa. Su herencia francesa ha quedado plasmada en toda la ciudad, en los edificios, en los comercios, en el modo de vida. Vuelvo a ver mucha gente haciendo ejercicio y bicicletas por la calle. Cafés y restaurantes mezclados con viviendas. Podríamos estar en camden town o en el Quartier Latin o incluso dando una vuelta por Lavapies. Igual me he pasado!!! En una palabra, estoy en casa!!!

Me dirijo al barrio antiguo, solo serán dos o tres horas, pero será una buena toma de contacto. Llego a Notre Damme, preciosa, hace un mes que no veo una iglesia antigua. Independientemente de las creencias que tenga cada uno, las iglesias forman parte de nuestro paisaje urbano y de nuestra historia. Desde luego que no tiene ni para descalzar a su homóloga parisina, pero es bonita. Intento entrar pero me dicen que ya están cerrando. No me importa, mañana vengo. Hago unas fotos y sigo paseando. Calles empedradas, farolas, gente sentada tomando algo. Que maravilla. No hay McDonald, ni Starbucks, ni Burger king. Cada uno pone el nombre que quiere a su negocio, le da su impronta y obtiene sus recursos en función de su habilidad y su suerte. Tenemos que luchar por no perder la identidad, Chavales!!! No quiero que me de lo mismo entrar en un sitio o en otro por que todos sean iguales. No quiero que todo tenga su ISO. No quiero que me atienda siempre un estudiante. Quiero sorprenderme. Quiero hablar con el dueño y que me cuente sus problemas. Quiero que me atienda una señora mayor con delantal. Quiero que me recomiende el menú el que lo hace, no el que lo saca del envase y lo calienta. Quiero esperar a que me pongan el café por que hay que calentar la leche un poquito. No quiero mas tarrinas de leche. Norteamérica me ha parecido grande en todos los sentidos. He encontrado gente amable en cada esquina y en Canadá especialmente. Su naturaleza es desbordante y volveré cuantas veces mi salud y mi economía me lo permitan, pero, el individualismo, el aislamiento y la globalización que se ha comido de un bocado la tradición, no me gustan. NADA.

La zona del río es una gozada, paseos, gente en pédalos, barquitos atracados en sus pantalanes, la gran noria que, lentamente enseña la ciudad desde lo alto a quien quiera montar. Creo que me voy a descansar. Mañana terminaré de ver esta maravillosa ciudad.

Hasta mañana